Hoy me aparto un poco de la vena literaria para hablaros de la desinformación de los medios de comunicación. No hay que ser un lumbreras para darse cuenta de que cada canal de televisión explica su versión de un suceso y que probablemente solo podremos conseguir cierta objetividad si leemos la misma noticia en dos medios "contrarios". A fin de cuentas, cada uno omite los detalles que considera necesarios, pero no deja al lector decidir sobre la importancia de las cosas. ¿Qué pasa después? Que esto que se reproduce, sobre todo en el caso de la cultura, y da lugar a estereotipos que se cimentan en bases erróneas (en muchos casos disparatadas).
Hace una semana me llegó vÃa twitter una noticia de El Confidencial encabezada con lo siguiente: Monster High, Crepúsculo… ¿Qué buscan los jóvenes en lo gótico? Con solo leer el titular podemos intuir qué clase de noticia vamos a abordar. Aun asà podemos darle el beneficio de la duda y empezar a leer sin dejarnos llevar por la apariencia amarillista. Os doy unos minutos para leer el artÃculo porque no tiene desperdicio.
Sin entrar en especificaciones (bueno, solo en una: "...los góticos defienden la intolerancia y la exclusión" y con esto podrÃa terminar la entrada) lo primero que acudió a mi mente fue la terrible desinformación con la que un medio, esta vez le ha tocado a El Confidencial, se cuelga la etiqueta de informador. Una de las cosas que he aprendido en periodismo es que la veracidad de la información es fundamental, y está claro que esta noticia tiene más agujeros que un colador. A estas alturas, con internet como ecosistema salvaje (casi virgen en cuanto a la libertad que poseen los usuarios para propagar información) no entiendo cómo pueden existir medios que den un reflejo equivocado y nocivo de un segmento de la sociedad. Hace poco le tocó a los góticos, pero con la fiebre emo pasó lo mismo y seguirá pasando con cada minucia cultureta que pueda servir para rellenar los quince segundos de informativo que faltan.
Si os interesa el tema, os recomiendo un libro de Pascual Serrano, "Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo". La objetividad no existe, pero lo de este artÃculo parece estar hecho a propósito. Ni qué decir de la cantidad de comentarios que les cayeron; la noticia se difundió tan rápido en a red que El Confidencial se lo pensará dos veces la próxima vez.