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En una entrada anterior dije que os contarÃa cuál era mi proceso de creación literaria y aquà estoy, dispuesta a explicarlo con pelos y señales.
Mi técnica ha ido cambiando a lo largo del tiempo, ya que hace unos años -con quince o dieciséis años- escribÃa solamente teniendo la idea en la cabeza, es decir, iba improvisando. Dejé de hacerlo cuando me di cuenta de que mis historias parecÃan telenovelas por eso de que nunca acababan y estaban tan enredadas que no habÃa forma de arreglarlas. Asà que como castigo tengo casi veinte historias en el cajón sin terminar. Me gustarÃa acabarlas o reutilizarlas alguna vez en mi vida.
Tras este palo, tuve que aprender a hacer guiones. Al principio me resultó imposible: escribÃa una lÃnea y ya decÃa "¡tengo el guion!". Ahora me pasa justo lo contrario, que no puedo escribir sin tener unas bases claras de la novela. Y como soy asà de impaciente, muchas veces me desespero y empiezo a escribir sin tenerlo claro, y me sale mal, y me enfado, y vuelta a empezar... Me seguÃs, ¿no? Tropiezo con la misma piedra. Sigo intentándolo, no obstante, y creo que he mejorado en cuanto a organización.
Aclarado esto, vamos con las tres fases:
1. Aparición fantasmal de la idea. Ya puede ser merendando, estudiando o caminando. La idea siempre me asalta en los lugares más inesperados, en situaciones atÃpicas... Apunto la idea a todo correr y la dejo
cociendo en algún rinconcito de mi mente.
2. La idea evoluciona en trama. La idea se va inflando hasta formar el esqueleto de un rico pastel. Aquà hago un brainstorming salvaje para explotar al máximo sus caracterÃsticas. Exploro las diferentes posibilidades que tiene y luego voy descartando (quien dice luego, dice cuando surja) hasta quedarme con el camino definitivo. Escribo los guiones en borrador.
3. Organizar la trama + documentación. Por último, empiezo a pensar seriamente lo que va a ocurrir. Desgloso lo que tenga escrito en el punto 2 y me dedico a ojear Wikipedia como acercamiento a la materia, leo, busco un poquito más y accedo a bibliografÃas más densas. Sobre todo para el contexto histórico, es bueno leer mucho para adecuar el contenido e impregnarse de la época. La obsesión por la historia es tal que mi cabeza solo piensa en ella. ¿Problema? Que me cuesta mucho dar con las piezas correctas y, encima, que encajen perfectamente. Intento no desanimarme, pero si pasan semanas sin que se me ocurra nada... bueno, no os voy a negar que me entristezca un poco. Soy muy impaciente -repito- y quiero tenerlo todo bien pensado al segundo, sin marearme, sin tener que borrar y volver a empezar. Precisamente es algo que pocas veces se consigue. Ya lo sé, no me miréis asÃ.
Y esto es todo, aunque es más largo de lo que parece. Supongo que cada escritor tiene sus propios métodos. ¿Cuáles son los vuestros?