Noches estrelladas e historias en torno a una hoguera. ¡Ojalá existiera algo así en España! Pagaría por ello. Un mes de locura literaria. Tras el NaNoWriMo, que fue en noviembre, los organizadores nos sorprenden con un nuevo evento proescritura: el CampNano. La mecánica es la misma que en las anteriores actividades, con la diferencia de que la meta es personalizable, es decir, no necesariamente tienen que ser 50.000 palabras. Otra de las novedades que más me han gustado -además del diseño de la web, siempre tan divertido- son las "cabañas", donde, si quieres, CampNano te asigna de cuatro a seis compañeros aleatoriamente o elegidos por ti para chatear. ¡Es genial!
Después de mi desastroso intento con el NaNoWriMo -en mi defensa diré que noviembre es un mes malísimo para ponerse a escribir. Sí, como excusica no valgo un duro...-, he decidido intentarlo con el CampNano. Mi meta son las 22.000 palabras, unas 800 por día, algo asequible para la reescritura de la novela en la que ando sumergida. Supongo que a estas alturas cualquiera habrá perdido la fe en mí. Y yo estoy cansada de no creerme mis propias promesas, así que ayer decidí cortar por lo sano con todo esto y escribir, joder, ¡que es lo que más me gusta del mundo!
Y con esta declaración de intenciones, voy a por mis primeras 800 palabras. ¡Ánimo a todos los que participéis!